Mons. Víctor Manuel Fernandez
Debate sobre la despenalización del aborto en la Rca. Argentina
Tristeza profunda. Me hablan de salud pública. Pero en Argentina hay alrededor de 240 muertes maternas por año. De esas más del 80% no son por aborto. Más de 200 mujeres mueren porque llevan su embarazo desnutridas o enfermas. Nadie se ocupó de ellas en estos días y se votó un proyecto de ley que habilita aborto gratuito también para las ricas. Tampoco se definió un sistema de acompañamiento para embarazos no deseados, de facilidades para la adopción y de tantas otras posibilidades que resolverían este problema sin la muerte de los pequeños. Pero aquí, como se dice en el interior, se agarró el chancho por la cola, se acudió a una receta fácil que lleva medio siglo en la legislación mundial, y se perdió la oportunidad de pensar una legislación integral con un poquito de creatividad.
El gobierno habilitó este debate sin haber habilitado las soluciones reales a esos problemas de las mujeres. Y el peronismo se agarró de la ola mediática y le dio los votos para aprobarlo. Pichetto, no es una cuestión de dogmas, es sencillamente humanismo. Yo defendería al niño en gestación aunque fuera ateo.
Si con esta misma mirada tan poco amplia y creativa se tratan las cuestiones económicas y sociales, qué pocas perspectivas tiene nuestra pobre Argentina. Cansa ya tanta politiquería barata. Menos mal que Dios me llama a evangelizar en La Plata para ayudar a la gente a apuntar más alto. “¡A tus tiendas Israel!”
En otros momentos muchos daban la vida por la defensa de los pobres, por un mundo más justo, por la paz y la justicia. Ahora parece que habilitando el aborto estamos salvando el planeta. ¡Qué sueños cortos Dios mío!
Esperemos que nuestros senadores hagan la diferencia. Y no permitan que los traten despectivamente de conservadores cuando representan a ese interior profundo que ama a los pequeños. Porque no es conservador defender también la vida humana diminuta e indefensa . No es conservador defender los derechos humanos hasta tal punto, hasta tal punto, que no se los neguemos a los más frágiles e inocentes de los humanos.
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Vale Toda Vida
La Cámara de Diputados de la Nación ha aprobado el proyecto de despenalización del aborto. Nos duele como argentinos esta decisión.
Pero el dolor por el olvido y la exclusión de los inocentes debe transformarse en fuerza y esperanza, para seguir luchando por la dignidad de toda vida humana.
Seguimos sosteniendo la necesidad que en el debate legislativo que continúa, pueda haber diálogo. La situación de las mujeres frente a un embarazo no esperado, la exposición a la pobreza, a la marginalidad social y la violencia de género, siguen sin tener respuesta. Simplemente se ha sumado otro trauma, el aborto. Seguimos llegando tarde.
Tenemos la oportunidad de buscar soluciones nuevas y creativas para que ninguna mujer tenga que acudir a un aborto. La Cámara de Senadores puede ser el lugar donde se elaboren proyectos alternativos que puedan responder a las situaciones conflictivas, reconociendo el valor de toda vida y el valor de la conciencia.
Es necesario un diálogo sereno y reflexivo para responder a estas situaciones. Vivir el debate como una batalla ideológica nos aleja de la vida de las personas concretas. Si sólo buscamos imponer la propia idea o interés y acallar otras voces, seguimos reproduciendo violencia en el tejido de nuestra sociedad.
Como Pastores, este último tiempo nos ha servido para reconocer debilidades en nuestra tarea pastoral: la educación sexual integral en nuestras instituciones educativas, el reconocimiento más pleno de la común dignidad de la mujer y el varón, y el acompañamiento a las mujeres que se ven expuestas al aborto o que han sido atravesadas por dicho trauma. Todas estas son llamadas de la realidad que nos convocan a una respuesta como Iglesia.
Queremos agradecer a todas las personas que, con auténtico respeto hacia el otro, han expresado sus ideas y convicciones aunque hayan sido distintas a las nuestras.
Valoramos la honestidad y valentía de todos aquellos que en distintos ambientes de la sociedad han sostenido que vale toda vida y, de un modo particular, a los legisladores que han expresado esta mirada.
Con humildad y coraje, nos proponemos seguir trabajando en el servicio y el cuidado de la vida.
Que María de Luján, que conoció la incertidumbre de un embarazo inesperado, interceda por el Pueblo argentino, especialmente por todas las mujeres que esperan un hijo, y por todos los niños y niñas que están en el vientre de su madre.
Buenos Aires, 14 de junio de 2018
Comisión Ejecutiva
Comisión Episcopal de Laicos y Familia (CELAF)
Conferencia Episcopal Argentina
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