María OlguínComparte14kDolors Massot | Abr 09, 2020
Las imágenes de María Olguín vuelan por Instagram y Whatsapp. Muestran a Jesús, María y los ángeles atendiendo a cada paciente como signo de que Dios sufre con nosotros.
Haga click aquí para abrir el carrusel fotográfico“Quise mostrar que el Señor sufre con nosotros”. María Olguín es una joven ilustradora que ha revolucionado las redes sociales con imágenes que emocionan. En pocos días, su dibujo de unos ángeles atendiendo a los enfermos de coronavirus en el hospital y protegiendo a los sanitarios se hizo viral.
Muchos médicos y enfermeras han colocado este dibujo en su perfil de Whatsapp.
Muchos ángeles en los hospitales
La ilustradora explica que la decisión de dibujar a enfermos de coronavirus cuidados por ángeles y, en un dibujo posterior, por Jesús y la Virgen, no fue algo casual: “Es algo muy personal, que ni yo misma busqué”.
En otro dibujo, aparecen San José, la Virgen y el Niño Jesús con ángeles ayudando a una familia en las tareas de casa y la educación de los hijos durante el aislamiento.
“Cuando empezó todo esto del covid-19, no me lo tomé muy en serio. Hice el confinamiento, pero pensaba que sería tal vez una exageración“, confiesa esta artista, que vive en un pequeño pueblo de Asturias (España).
Un mensaje de Dios
Le da reparo hablar de su experiencia religiosa, pero finalmente ha pensado que explicarlo forma parte de lo que puede aportar a la sociedad en estos momentos en que hay tanto dolor y necesitamos palpar la ayuda de Dios. “Suelo ir a hacer oración cada día a una iglesia que está dentro del recinto donde vivo. Un día, el Señor me puso en el corazón que la situación que estaba generando la enfermedad, era algo fuerte e importante. Puedo asegurar que no era fruto de mi información, porque yo suelo ver poco los medios, solo lo justo para informarme”.
Al día siguiente, por segunda vez, en la oración notó que Dios le pedía “rezar por los hospitales, los enfermos y los médicos”. “Había entrado a la Iglesia contenta y ajena a la situación generada por el covid-19. Salí con la certeza de que tenía que rezar cada día por lo que estaba pasando.”
“Vi que el personal sanitario se estaba exponiendo. Que los trabajadores de los supermercados también. Y yo, ¿qué podía hacer? “Fue entonces cuando Dios volvió a tocarme el corazón. Como artista tengo la capacidad de que la gente vea lo que no se ve, y eso es lo que podía aportar”.
María Olguín trabaja habitualmente como ilustradora en Valivan, una empresa que realiza “La casita sobre la roca“, una serie de televisión católica. También realiza ilustraciones para la revista “Misión”.
“Es el Señor el que sufre con nosotros”
“Después de aquellas mociones de Dios, trabajando, me vino la imagen de los ángeles cuidando a los enfermos de coronavirus. Era un mensaje claro de Dios para decirnos que el Señor cuida de nosotros“.
Pensé: “Ya lo haré más adelante, tengo mucho trabajo”, pero aquel día, en otro momento de oración en esa misma iglesia, una amiga de mi madre que vive con nosotros, a la que yo no le había comentado nada, empezó a decir ‘Señor, te pido que los enfermos se sientan especialmente guardados por los ángeles, te pido que los sanitarios se sientan protegidos por tus ángeles…’. Me quedé muy sorprendida porque yo no le había dicho nada… y entendí que no podía retrasar más el hacer ese dibujo“.
“Lo importante no era yo ni mi preocupación por los derechos de autor de mis obras (siempre estoy pendiente de preservarlos). Sentí que podía ser una herramienta para hacer llegar el amor de Dios y que no era el momento de hacer reservas”. explica.
María tiene 38 años y se convirtió a los 26. Vivía una vida de fe junto a sus padres, pero nunca había tenido un encuentro con el Señor. Recuerda a los 9 años preguntarse durante la Misa: “¿Cómo puede aguantar toda esta gente tanto rato aquí?”. Sus padres y su familia vivían la espiritualidad de Schoenstatt. Ella nació en Chile, pero a los 2 años la familia emigró a España. Primero recalaron en Barcelona y posteriormente a Asturias, donde viven en plena naturaleza.
Su proceso de conversión
De su camino espiritual explica: “Fue una conversión muy fuerte. Tuve una adolescencia difícil, con mucho sufrimiento. Una constante de ese tiempo era el no encontrarme guapa. Además, no podía entender la opción de vida de mis padres, que se dedicaban a evangelizar a través de los medios de comunicación, lo que muchas veces nos llevó a tener problemas económicos. Dios me había regalado una sequedad muy grande”.
A los 26 años, conocí a una comunidad católica donde vi a gente realmente enamorada de Jesús. Y eran felices. Me despertaron una sana envidia y, por primera vez en mi vida me enfrenté a Dios. Me fui a una capilla y le dije: ‘Si de verdad estás ahí, quiero saber que existes’. Lo dije en silencio, para mis adentros, estaba enfadada. Estaba sola, delante del Sagrario. Y ocurrió que entró un chico al lugar donde estaba, se me acercó y me dijo: ‘He entendido que debo rezar por ti, ¿me dejas que lo haga?’ Imploró al Espíritu Santo y después de cantar un poco, muy alegre, me dijo: ‘El Señor quiere que sepas que esta sequedad que sientes no es para toda la vida, solo es para fortalecer’”.
“Aquello me removió pero seguía mi inquietud. A los 6 meses tuve una crisis muy fuerte, que sería el momento definitivo”.
“De repente sentí una enorme sed de Dios”
María recuerda que “un 9 de noviembre, tomé la decisión de empezar a rezar 15 minutos diarios para toda la vida. Lo había pensado varias semanas. No sabía cómo iba a hacerlo, pues yo no aguantaba ni 5 minutos de oración. No sabía rezar. Pero estaba muy mal. Necesitaba un cambio drástico en mi vida. Así que ese 9 de noviembre por la mañana recé mis primeros 15 minutos. No pasó nada. Ni sé cómo recé. Por la noche, de repente, sentí una enorme sed de Dios.
“Necesitaba desesperadamente estar al lado del Sagrario. Era tanta mi desesperación que tuve que pedir la llave de la iglesia al sacerdote de mi parroquia”.
“En esa caja estaba mi Dios de amor infinito”
Una vez en la iglesia, “me arrodillé delante del Sagrario y tuve, por primera vez en mi vida, la absoluta certeza de que en el interior del Sagrario estaba mi Dios de Amor infinito”. La ilustradora añade: “Entendí que Él había estado en mi corazón toda la vida y que todo el amor que yo había sido capaz de dar, era Él en mi corazón. Entendí que, si quería más amor para entregar a otros, allí era donde tenía que ir a buscarlo. Entendí su entrega en la Cruz”.
Ella, que había tenido tantos problemas de autoestima, salió de la iglesia aquella noche “sintiéndome la mujer más guapa del mundo, amada por Dios“.
Mensajes de agradecimiento
Con la difusión de los dibujos, que ella misma ha puesto en su perfil de Instagram, María ha recibido mensajes de muchas personas. “Hay médicos que se han puesto el dibujo en su perfil de Whatsapp. Una mujer que tiene a su madre ingresada en el hospital me escribió que cada día envía a su ángel a cuidar de ella. Un médico ateo, al ver la ilustración, pidió oraciones por él“.
Para hacer estas imágenes ha sacado horas de donde no las tiene, pero María se siente contenta de ser “instrumento para comunicar el amor de Dios” a tantas personas que sufren, a sus familiares y a los que hacen todo por curar a los enfermos. “Tengo dos imágenes más por hacer”, dice.
En esta galería de imágenes puedes encontrar los dibujos de María y algunos detalles.