(Fotos: FIAMC Press Services)
El sacerdote Luis Miguel Muñoz Cárdaba –al que el Papa ha encargado ser nuevo nuncio en Sudán y Eritrea– ha sido ordenado obispo este sábado en una ceremonia que se ha desarrollado en la catedral de Toledo y que estuvo presidida por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano.
Parolin ha sido el consagrante principal de una ceremonia en la que participaron varios cardenales, arzobispos y obispos, entre ellos, el secretario para las Relaciones con los Estados del Vaticano, Paul Richard Gallagher, que conoce bien a Muñoz Cárdaba, pues este último ltrabajaba desde el año 2001 en el Servicio Diplomático de la Santa Sede.
Junto a los altos cargos del Vaticano, han participado en la ceremonia los cardenales arzobispos de Barcelona y Madrid, y a la vez presidente y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella y Carlos Osoro, respectivamente, así como el nuncio apostólico en España, Bernardito Auza.
También han participado otros prelados como el arzobispo de Toledo,Francisco Cerro; su antecesor y arzobispo emérito, Braulio Rodriguez; el obispo emérito de Segovia, Ángel Rubio, junto a varios obispos, a otros nuncios apostólicos de varios países y a decenas de sacerdotes.
A la ceremonia han asistido también representantes de instituciones civiles y militares, entre ellos el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page; la alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón; el presidente de la Diputación Provincial de Toledo, Álvaro Gutiérrez, así como familiares de Muñoz Cárdaba y fieles, hasta completar el aforo que permiten las medidas de seguridad adoptadas por la pandemia de coronavirus.
En su homilía, el secretario de Estado del Vaticano ha recordado que la tarea de los nuncios de la Santa Sede es la de la construcción de la paz en los países a los que son destinados y velar «por la armonía en la Iglesia y entre las naciones».
Lema y escudo
Por su parte, y tras ser consagrado arzobispo, Muñoz Cárdaba ha dado a conocer a los asistentes el lema que ha elegido para ejercer su nuevo cometido, que, según ha explicado, traducido del latín significa «en favor de la Iglesia universal y en favor de las Iglesias particulares».
Ha presentado también su escudo, en el que figura una gran luna en la parte superior, que representa a la Iglesia universal, y otras cinco pequeñas que simbolizan las iglesias particulares de los cinco continentes, así como otros símbolos que hacen referencia al trabajo de los miembros del servicio diplomático de la Santa Sede que «tienen que dejar la familia, la tierra, la patria, para ir más allá».
Finalmente, ha mostrado su agradecimiento al Papa Francisco por el regalo del anillo episcopal y ha reconocido que cuando conoció la noticia de su nombramiento como nuncio sintió perplejidad y «un cierto estupor».
(Texto de Alfayomega.es)