De san Juan de Dios a santa Teresa de Calcuta: 25 santos que evangelizaron a través de la salud
Todos fueron personas comprometidas con el cuidado de los demás, que trabajaron en el ámbito sanitario y vivieron su labor profundamente marcados por el Evangelio
11/02/2023 La Editorial San Pablo publica Cercanos a los que sufren, un libro colectivo que recupera los testimonios de médicos y cuidadores que encarnaron el Evangelio en su profesión¿Qué tienen en común san Juan de Dios, santa Joaquina de Vedruna, san Giuseppe Moscati o santa Teresa de Calcuta? Todos fueron personas comprometidas con el cuidado de los demás, que trabajaron en el ámbito sanitario y vivieron su labor profundamente marcados por el Evangelio. «Son espejos que nos ayudan a hacer bien el bien», resume José Luis Redrado, secretario emérito del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios y coordinador del libro Cercanos a los que sufren, que recoge los testimonios de estos cuatro santos y de otros 21 evangelizadores en el campo de la salud.
Aparecen san Vicente de Paúl, santa Genoveva Torres, el beato ‘Lolo’ o el Papa san Juan Pablo II
Publicado por la Editorial San Pablo, Cercanos a los que sufren es una obra colectiva que presenta la semblanza de una veintena larga de santos y beatos que acercaron la misericordia de Dios a los enfermos, y que van del siglo XVII hasta hoy. «Todos beben de Jesús –que abre el libro–, pero cada uno tiene su propio color, su propio tono, y juntos forman un hermoso arco iris», explica Redrado, miembro de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios y obispo emérito de la diócesis italiana de Ofena.
Religiosos y laicos
En Cercanos a los que sufren se presenta el testimonio de hombres y mujeres, de religiosos y laicos. Además de los citados, hay otros como san Vicente de Paúl, santa Genoveva Torres, el beato ‘Lolo’ o el papa san Juan Pablo II, por sus aportaciones pastorales al cuidado de los enfermos, como la carta apostólica Salvifici doloris o la instauración de la Jornada Mundial del Enfermo, el 11 de febrero. El libro, de hecho, se publica coincidiendo con esta fecha.«Con estos ejemplos de entrega a los enfermos, tratándoles como al mismo Cristo, el libro quiere animar a sanitarios, parroquias y obispados a reavivar la pastoral de la salud, que hoy está mustia», destaca otro de los autores del libro, el oftalmólogo José María Simón, expresidente de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas (FIAMC).
Simón se ha encargado de los capítulos dedicados a Moscati –«Le llamaban ‘el médico de los pobres’, ¡pero también trataba muy bien a los ricos!», sonríe–; al beato Pere Tarrés, sacerdote y médico catalán, y a la beata italiana Gianna Beretta Molla, una pediatra que rechazó tratarse un cáncer para no dañar a la hija que esperaba, y falleció por ello. Para Simón, son tres testimonios que demuestran que «uno no puede ser santo y ser un chapuzas; es decir, que es importante unir la profesionalidad con la santidad personal».
«Fortaleza» frente a los dilemas éticos
Cercanos a los que sufren llega, además, en un momento en que los profesionales sanitarios católicos se enfrentan a debates éticos y sociales de gran calado, como las polémicas en torno a la objeción de conciencia en casos de aborto o eutanasia. «El libro aporta la fortaleza de la fe de estos ejemplos, creo que habla por sí misma», destaca Simón.
Por su parte, Redrado lamenta que «hoy estamos en una sociedad muy conflictiva y politizada; se ve en la sanidad y la educación», y pide poner todos los recursos, públicos y privados, «al servicio de las personas». Por ejemplo, dice, financiando unos buenos cuidados paliativos: «Me he movido en entornos hospitalarios desde los 12 años, y nunca he visto a nadie que pida morir cuando se le atiende bien, y con una familia que realmente haga de paraguas».
El libro también lanza un desafío a las instituciones sanitarias católicas, y pide que no les falte «el aceite perfumado: la ternura, la misericordia, la acogida, el amor». «La identidad cristiana se tiene que notar –reflexiona Simón–, y esto va desde el precio, que debe ser moderado, o la presencia de cruces y sacerdotes hasta los gestos y actitudes; si no, casi podemos hablar de un fraude al consumidor», ironiza.