Reacción pro-vida ante una indignante sentencia del Tribunal Constitucional
TEMES D’AVUI junio 19, 2024
El 18 de junio, el Tribunal Constitucional (TC) de España dictó una sentencia rechazando el recurso de inconstitucionalidad interpuesto contra la ley Ley 1/2023 de salud sexual y reproductiva impulsada por la ministra comunista Irene Montero. Esta ley no sólo confirma el aborto como un derecho, sino que determina que a partir de los 16 años se puede abortar sin permiso paterno (eliminando así la patria potestad), deroga el periodo de reflexión, como mínimo de tres días, previo a la interrupción del embarazo y la posibilidad de informar médicamente a la mujer sobre las consecuencias físicas y psicológicas de someterse a una intervención de este tipo, así como de ayudas a la maternidad. En la práctica esto supone restricciones a la objeción de conciencia del personal sanitario.
La reacción pro-vida ha sido inmediata. El rechazo de esta sentencia fue contundente en la «Línea editorial de COPE» del día siguiente:
«El Tribunal Constitucional ha avalado la reforma legal, aprobada en 2023, que permite a las menores de 16 y 17 años abortar sin permiso de sus padres. La mayoría supuestamente “progresista” del tribunal presidido por Conde Pumpido, avala de esta manera un absoluto disparate jurídico. Hoy, en España, los padres tienen que dar permiso a su hija de 16 años para ir de excursión con el colegio, pero su hija puede abortar sin el permiso de sus padres. Esta cuestión del permiso paterno es reveladora de un intento suicida de debilitar el lugar de la familia en nuestra sociedad, pero no es el fondo de lo que está en juego en el caso del aborto. El asunto sustancial sigue siendo si tenemos derecho a eliminar a un ser humano inocente que está en el vientre de su madre. Por otra parte, la sentencia de hoy es un nuevo episodio en la triste historia de dilación y negación del derecho fundamental a la vida, que el Alto Tribunal ha protagonizado durante las últimas décadas.
En la práctica, tampoco el desafío es nuevo. Con una creciente aceptación social del aborto, con una creciente pérdida de conciencia sobre el valor y el significado de la vida humana, y con una legislación que renuncia a defender lo que la propia Constitución consideraba en su literalidad como un bien a tutelar, cada vez es mayor el desafío de promover la vida, desde su concepción hasta la muerte natural. Es tiempo de testimoniar con coraje y humildad que la vida humana es siempre un bien, y que defenderla es el principio de toda civilización. Por mucho que lo avale el más alto tribunal en nuestro ordenamiento jurídico, el aborto ni es un bien, ni es un derecho.»
Por su parte, Benigno Blanco, abogado y exdirector del Foro Español de la Familia, declaró que la sentencia no le ha sorprendido porque para el TC el no nacido no existe. Llegaron a decir que es una parte sin más del cuerpo de la madre. Y, por lo tanto, cuando anulas una de las dos partes en conflicto y solamente queda la mujer, hay libertad absoluta para abortar». Añadió que «el TC está profundamente ideologizado en materia del aborto». En este sentido, conviene recordar que el Tribunal Constitucional tiene mayoría absoluta el sector de izquierdas y extrema izquierda, y además está presidida por Conde Pumpido, amigo personal del presidente socialista Pedro Sánchez. Para Benigno Blanco «la aprobación de la ley del aborto genera una verdadera estructura de violencia de género contra la mujer.»
Un punto interesante recordado por Blanco es que el TC en su primera sentencia sobre la ley del aborto de 1985 decía que la Constitución sí protegía al no nacido. Y ahora, el tribunal ha dicho que esta jurisprudencia se la salta a la torera y la cambia. Está modificando la Constitución y la propia doctrina del TC».
Siendo esto así, uno se pregunta si, al igual que ocurrió en los Estados Unidos con la sentencia Roe contra Wade» de 1973 que legalizó el aborto, y que fue derogada en 2022 por anticonstitucional, también una nueva composición del TC puede restaurar el derecho a la vida de todos los seres humanos, también lo no nacidos. Pero entre tanto es importante luchar por cambiar la cultura imperante por otra favorable a la vida y la dignidad humana de todos.
Blanco concluía confiando en que «algún día habrá una cultura mayoritaria de apoyo a la embarazada y a la vida.» Ya ahora, en la sociedad civil, «están surgiendo entidades que acompañan a la mujer para no dejarla sola ante el embarazo y sus problemas.»
Duras han sido también las palabras de Jaime Mayor Oreja, presidente de la Fundación NEOS, quien ha calificado el TC como «un instrumento de la política del gobierno en el intento de reemplazo de una sociedad por otro«. Añade: «Ni les importa la vida ni son conscientes del disparate que, en mi opinión, con esta sentencia llevan a efecto (…) no dudan en traspasar las funciones atribuidas al tribunal para convertirse en un órgano legislador o en un tribunal de casación, según la ocasión lo requiera»: «Esta utilización de la institución sume en el descrédito ante la sociedad española a los magistrados que se pliegan a los designios del gobierno«.
Desde NEOS echan en falta «un pronunciamiento claro del Tribunal Constitucional en defensa del derecho a la vida, consagrado claramente en la Carta Magna y en innumerables tratados internacionales suscritos por España»: «Frente a estos intentos, una parte creciente de la sociedad española y occidental seguirá defendiendo que matar no es un derecho. Hay esperanza«.
La Asamblea de Asociaciones por la Vida, Libertad y Dignidad se ha sumado a esta reacción, convocando una reunión urgente, vía zoom, con el objetivo de analizar la reciente sentencia del Tribunal Constitucional y el nuevo ataque a los derechos del Nasciturus en España de un órgano que demuestra, cada vez más, estar al servicio de un proyecto político y no al interés de los ciudadanos.