1.- Web FIAMC
http://www.presston.com/press/aids2002-fiamc/
2.- FIAMC Statement (2002)
The Executive Committee of FIAMC, which took place in Rome, on March 8-10, 2002, encourages the people attending the International AIDS Conference in Barcelona, July, 2002, to serve more and more those who suffer for the cause of HIV.
We think continuous research is essential to achieve the goals of Medicine in relation to AIDS.
We think governments and NGOs have to help providing cheaper treatments for patients, especially in Africa.
We think fighting drug traffic, drug use and exploitation of prostitution all over the world is essential.
We think that information and prevention are essential.
In this respect, campaigns based only upon condoms are dangereous, since they expose subjects to increased risk, by multiplying contacts with the false illusion of a complete protection.
In addition, these campaigns are not really respectful of human value and dignity. Especially young people need education and responsibility about sex and love. Delaying the beginning of sexual activity, abstinence until marriage, being faithful to marriage and monogamy have to be strongly promoted.
As Catholic doctors helping patients, particularly in poor countries, and men of culture responsible for leadership in public opinion, we think that Church teachings have to be better known all over the word.
The Associations members of FIAMC, active in 54 countries around the world, will continue promoting educational and medical programs to serve people affected by AIDS and those who are at risk.
3.- Article by President Simón
EL PRESERVATIVO Y LOS MÉDICOS CATÓLICOS
Al acusarse a la Iglesia de contribuir al desarrollo del Sida por su negativa al uso del preservativo, el santo Padre, en su viaje a África de 2009, se sintió «desafiado» y, responde en la entrevista con Peter Seewald, afirmando que la «Iglesia hace más que nadie» en esta lucha, con su proximidad ante los enfermos, previniendo, educando, ayudando, aconsejando y acompañando.
El problema no se puede solucionar con la distribución de preservativos. Benedicto XVI apoya su razonamiento retomando la teoría ABC (Abstinencia – Fidelidad – Condón), que proviene del ámbito secular, donde el preservativo se presenta únicamente como punto de escapatoria cuando los otros dos no funcionan.
Esto coincide con los conocimientos que se tienen en materia de salud pública y de epidemiología. Los programas de prevención centrados en el preservativo ofrecen un mensaje inadecuado a la población en general y en particular a los jóvenes que traducen el mensaje del siguiente modo: “Todo lo que hagáis con el sexo no tiene riesgo alguno si utilizáis preservativos”. Pero esto es falso. En efecto, este tipo de campañas conduce generalmente a un fenómeno de compensación de riesgos. Este fenómeno de compensación de los riesgos han sido ampliamente descrito en la literatura científica, en estudios llevados a cabo con muestras representativas de jóvenes en Filipinas, Salvador o España. En cada uno de estos casos, los jóvenes que creen que los preservativos son eficaces en un ciento por ciento, han empezado a tener relaciones sexuales más pronto.
Los casos singulares del uso del preservativo en estructuras de pecado
El santo Padre no niega la posibilidad del uso del preservativo, en casos singulares, cuando no se está dispuesto a comportarse conforme al amor verdadero. Se suele plantear el problema en forma de dilema: o una sexualidad con preservativo para evitar el VIH, o una sexualidad sin preservativo y causante de la transmisión del Sida. Esta estructura dilemática de los problemas morales frecuentemente es falsa y engañosa. Hay que tener en cuenta que entra en juego una tercera posibilidad —estamos realmente ante un trilema—, que es el camino más humano, más adecuado y más conforme a la razón y al amor verdadero, aunque, a la vez, más heroico muchas veces. En este caso, la respuesta moral radica en una sexualidad humana conforme a su verdad, que es expresión del don incondicional de sí mismo, y de la acogida del otro como don, y que busca su bien.
Sin embargo, ante quien por convicción o debilidad no está dispuesto a vivir conforme a la verdad del amor y de la dignidad humana y está decidido a obrar contra el bien del otro, cosa que siempre entraña un mal moral que ninguna otra intención puede cambiar sustancialmente su moralidad y convertirlo en un acto bueno, el uso del preservativo puede ser un primer indicador de una cierta conciencia moral: no todo vale y debo tener en cuenta en cierta medida el bien del otro.
Esa buena voluntad de evitar el contagio no hace bueno el acto de desamor que significa una sexualidad desligada del don total de sí mismo; lo hace menos malo, pero no lo hace bueno. En ningún momento el Papa pretende bendecir un comportamiento inmoral por sí mismo (la prostitución) —intrínsecamente malo— por el hecho de incorporar en dicho conducta un elemento sincero de humanidad.
Hay quienes partiendo de un concepto erróneo del mal menor —principio que surge de una insuficiente comprensión de una correcta teoría de la racionalidad práctica— acaban por atribuir a dicho mal la categoría de bien. Mientras exista una respuesta humana, conforme al amor, cualquier otra alternativa se mantiene bajo de determinación de mal moral, aunque se escoja el menos malo.
El preservativo y el verdadero amor humano.
Prescindir del contexto moral hace incomprensible los actos intrínsecamente malos. Este juicio moral se refiere a actos humanos, no a su reducción física. Así, en el contexto de la expresión del amor esponsal, ingerir anticonceptivos o usar del preservativo, se corresponde con el acto moral de hacer infecundo el acto conyugal, traicionando el significado de autodonación que expresa el lenguaje del cuerpo.
Cabría preguntarse si en contextos morales donde la sexualidad quiere vivirse en la verdad de su significación —en el ámbito del amor esponsal, fiel, exclusivo, para siempre y abierto a la vida—, podría ser lícito el uso del preservativo. La respuesta del Magisterio, cuando el preservativo posee explícitamente un significado anticonceptivo, de falta de donación mutua, de rechazo del lenguaje del cuerpo en el abrazo conyugal, es moralmente reprobable porque expresa un desamor. Es ahí dónde debemos los médicos católicos poner el centro de nuestra atención.
Nosotros somos portadores de salud y bienestar, nunca de enfermedad o contagio. Estamos al servicio de los esposos y les facilitamos, si es necesario, los métodos naturales de regulación de la fertilidad. Como es natural, en la intimidad de la relación médico-paciente, les hablaremos de todas las consideraciones explicitadas en este artículo.
El amor, como afirmó Juan Pablo II en la Carta a las familias, es hermoso justamente por ser exigente. Su belleza está precisamente en el hecho de ser exigente, porque de este modo constituye el verdadero bien del hombre y lo irradia también a los demás.
4.- FAMILY VERSUS SAFE SEX
Cardinal Alfonso López Trujillo
5.- PREVENTION SUCCESS
http://www.plosmedicine.org/article/info%3Adoi%2F10.1371%2Fjournal.pmed.1000414
6.- News from the Holy See
FIAMC Centre in Mumbai (India)