¿Más víctimas por el aborto que por el coronavirus (covid-19)?
Imaginemos que se pusiera a votación seudo-democrática si el sol ha de salir a la mañana siguiente: Es evidente que esa votación, aparte de irreal, sería ilegítima y contradictoria, pues la democracia no podría existir si desapareciera el sol.
Supongamos aún que fuera posible, con artefactos nucleares o rayos super-potentes, hacer desaparecer el astro que nos da vida, es evidente que entonces no podría estar permitido poner a votación tan terrorífica posibilidad, sino que, al contrario, toda constitución tendría que señalar la absoluta prohibición de poner en duda la supervivencia de nuestro planeta.
Ello viene a cuento respecto a que hay cuestiones que son básicas, que fundamentan la misma democracia y que por tanto no pueden ponerse a votación, sino que deben estar inscritas en una constitución indiscutible: así por ejemplo no puede votarse si o no ha de haber libertad de opinión o de expresión, ya que si faltaran éstas no subsistiría la misma democracia.
Y ¿qué decir del derecho a la vida sobre todo de una persona inocente? Si en una democracia se pudiera votar el quitar la vida a una persona inocente, ya no habría democracia, porque ni siquiera estaría asegurado el derecho a vivir, sin el que el derecho a votar simplemente no existe.
Pues bien, si con buen sentido se entiende que desde que se es concebido se es una persona, el aborto debería estar prohibido por la constitución ya que ¿quién más inocente que un niño aún no nacido?
De otra manera, si se puede votar si se mata o no a un inocente, entonces la democracia se suicida y pierde todo su valor y ser. Democracia es respetar el derecho a vivir; y los demás derechos. Sin olvidarnos de los deberes de protección de la vida y otros.
Existe en todo el mundo un genocidio silencioso cuyas víctimas son los inocentes abortados. Según datos de la ONU-OMS, desde el 1de enero del 2020 hasta el 1 de mayo del 2020 el número de abortos, y pues de víctimas, fue de 14.184.388. e Incluso comparando estos datos con los fallecidos por covid-19 (coronavirus) hasta mediados de mayo de este mismo año que serían 350.000, vemos que las víctimas del aborto son mucho más cuantiosas. Y que una emergencia sanitaria al respecto estaría aún más justificada que para la pandemia si el hombre y la sociedad fueran mínimamente coherentes y no abrigaran actos e ideas que laminan la sociedad despojándola de ser una democracia real y auténtica.
Javier Garralda Alonso