LA INDIFERENCIA TAMBIEN ES COMPLICIDAD
Atendiendo invitación de las Academias Pontificias de Ciencias y de Ciencias Sociales, durante los días 2 y 3 de noviembre del corriente año, tuvimos la oportunidad de asistir al Seminario que sobre “LA TRATA DE PERSONAS: LA ESCLAVITUD MODERNA”, fuera convocada por dicha instancia pontificia que, en alianza con la Federación Internacional de la Asociaciones de Médicos Católicos (F.I.A.M.C.), reuniera a autoridades que en el mundo enfrentan, combaten o brindan auxilio a las víctimas de dicho crimen atroz.
La finalidad del Seminiario lo constituyó el abordar la trata de personas, el tráfico de órganos y la escalvitud moderna a los efectos de relevar el estado actual de esta deshumanizada actividad que con fines de enriquecimiento se ha venido silentemente desarrollando en detrimento de la condición humana de las víctimas aunque muchas veces -se ha expuesto-, se trata de un delito ante el cual algunas autoridades miran hacia otro lado evitando confrontarlo en la dimensión de que se trata: un delito de LESA HUMANIDAD como ha sido solicitado sea categorizado para exponerlo en su brutal dimensión y, conferir la condición jurídica de que dichos delitos NO PRESCRIBAN, impidiendo que los criminales (cómplices o ejecutores) al final sean absueltos de sus condenas, algunas veces por vacios o ausencias de marcos jurídicos en los países y otros porque los profesionales del derecho que defienden a estos acaudalados criminales, utilicen recursos de apelación que llevan al agotamiento de los tiempos y con ello al agotamiento o término de los procesos evitando la definición de sentencias condenatorias.
Los casos expuestos han sido tan dramáticos y reales que despertaron en la audiencia (cercana al centenar de participantes de todo el mundo junto a las autoridades de la Santa Sede e invitados especiales como el Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede), el deseo unánime de responder positivamente al llamado de Su Santidad Francisco porque la Iglesia Católica eleve su voz de condena y fortalezca la generación de voluntades gubernamentales, regionales y locales no solo para denunciar tan deshumanizante crímen sino tambien para gestar decisiones de adhesión, respeto y cumplimiento de los pocos Protocolos que en el mundo han sido acordados como tibia muestra de la poca conciencia existente sobre la materia y el rechazo contundente a los aberrantes crímenes contra las víctimas que resultan del rapto de niños y niñas para ser vendido(a)s como esclavo(a)s del sexo, para trabajos forzados, servicios domésticos o para extracción de sus órganos en una industria diabólica que se estima mueve miles de millones de dólares al año.
El llamado de Su Santidad Francisco encara nuestra FE al impulsarnos a dejar el silencio sobre esta pandemia mundial que, aunque creamos no nos afecta “en mayor grado”, solo el hecho de saber ahora que un ser humano es rebajado en su dignidad, destruido en su integridad, despojado de órganos y partes de su cuerpo y con tan deshumanizado trato, privadoo de alcanzar sus sueños, esperanzas y en muchos casos perdiendo su vida, debe ser motivo suficiente para que a partir de este momento no dejemos de actuar en procura de eliminar en el mundo este flagelo y que LA PAZ y la FELICIDAD regrese para alojarse por siempre en todos los hogares del mundo.
La mesa conductora del Seminario convocado por las Academias Pontificias de Ciencias y de Ciencias Sociales estuvo presidida por el Vice Decano del Colegio Cardenalicio y Presidente Honorario de la Conferencia, Cardenal Roger Etchegaray, el Canciller de las referidas Academias Pontificias: Monseñor Marcelo Sánchez Sorondo y el Presidente de la Academia Pontificia de Ciencias, Profesor Werner Arber e incluyeron autoridades que activamente han estado combatiendo este crimen, en la mayoría de los casos movidos por su FE católica: Dr. José María Simón Castellví, Presidente de la Federación Mundial de Asociaciones de Médicos Católicos; Profesora Margaret Archer, Directora en Suiza del Centro de Ontología Social, Profesor Juan José Lach, Director del Centro de Estudios de Gobierno, Empresa, Sociedad y Economía de la Universidad Austral de Buenos Aires, Argentina.
Entre los disertantes se contó con autoridades de categoría mundial en un Programa de dos días que señalo, mantuvo la atención permanente de los participantes que contamos con la invaluable oportunidad de recibir tan impresionante información y qué, de manera personal puedo testimoniar que fuí cuestionado interiormente sobre lo que he hecho y lo que debo hacer ahora que conozco de esta abominable actividad inhumana.
La información recibida y la literatura accedada y leída, dan cuenta de que se sabe del problema y se cuenta con esfuerzos de hermanos y hermanas en la fe, de autoridades académicas y científicas, de organismos internacionales y de instituciones del orden y la seguridad para combatir esta abominación y pecado pero que los mismos necesitan del apoyo decidido de la humanidad en todos los ámbitos para sentir LA PAZ de que se está ganando la batalla pues valientes testimonios de víctimas sobrevivientes nos interpelan a decidirnos por actuar movidos por la fuerza de la FE y dejando a un lado la indiferencia. El espíritu de hermandad cristiana, al conocer del infierno por el que atraviesan seres humanos de todas las naciones sin distingo alguno, no puede volver a ser el mismo de antes: LA INDIFERENCIA TAMBIEN ES COMPLICIDAD.
A todos y cada uno de quienes organizaron y participaron en este importante encuentro, nuestro agradecimiento por la alerta que, de conformidad a las Sagradas Escrituras, han dado para que quienes la escuchen, permitan que en sus corazones LA PALABRA de NUESTRO SEÑOR encuentre tierra fértil para dar frutos, se levanten voces y se tomen decisiones para combatirle en todos los campos y, de manera especial, para que las autoridades gubernamentales y locales de cada nación endurezcan, sin mas temor que el que debe corresponder al incumplimiento de la Ley divina de amor al prójimo, los procesos de persecución y penalización de este crímen; que los sistemas de salud en el mundo provean formaciones éticas y con valores cristianos a quienes prestan servicios médicos prefiriendo perder lo material o hasta su vida antes de condenarse ante los ojos de DIOS por tan grande pecado.
Que DIOS les bendiga y que a través de mirar y recibir su ejemplo de no indiferencia, el prójimo reciba la motivación justa para que cada vez mas seres humanos sean liberados de este tormento.
Roma, 28 de Noviembre de 2013
Carlos Avila Molina
Embajador de Honduras ante la Santa Sede
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