EN TIEMPOS DEL TRANSHUMANISMO, PENSAR A LO HUMANO.
Pfr. Dr. Bernard Ars, M. D., Ph.D. ..
Profesor de Enseñanza Superior Universitaria.
EN TIEMPOS DEL TRANSHUMANISMO
¡En nuestra sociedad cambiante hay que favorecer el progreso tecno-científico!
¡Hay que regular el totalitarismo tecno-científico!
Ello induce en efecto a la ideología transhumanista cuyo carácter interpelante reside en la ruptura antropológica que provoca.
Pero ¿qué es el “transhumanismo”?
Es a la vez un movimiento filosófico racionalista y una esfera de influencia cultural, de
proyección internacional, que dice que es posible y deseable incrementar, aumentar
y superar, por la ciencia y la tecnología, las capacidades humanas actuales: físicas,
intelectuales: del conocimiento y de las emociones, así como psíquicas, consideradas como una etapa transitoria y rudimentaria de un proceso evolutivo.
El transhumanismo es una forma de pensar en el futuro, basada en el postulado de que
la especie humana en su forma actual no representa el final de nuestro desarrollo, sino una
fase de comparación bastante primitiva.
Esta historia, construida tanto por prácticas reales como especulaciones, basadas en las tecnologías existentes, es muy ambigua porque los resultados científicos y la ciencia ficción se funden en una tecno profecía:
hacerse inmortal, es decir alargar indefinidamente la vida, sin eliminar el término – y – hacer aparecer una nueva especie trans-humanista.
La utopía transhumanista reside en la transformación de nuestra concepción de la vida y sobre todo de la condición humana; trata de convencernos de la anormalidad de nuestra condición actual; en resumen, el transhumanismo reside en nuestra conversión ideológica.
En el corazón del fantasma transhumanista, se encuentra el rechazo a cualquier idea de trascendencia.
La gran mayoría de los transhumanistas se presenta como agnósticos o ateos, laicos y
librepensadores.
Si bien es cierto que muchos de sus seguidores son investigadores, inventores y
empresarios, el transhumanismo se sitúa integralmente en el plano de influencia de las ideas y NO de la investigación y del desarrollo tecno-científico.
El proyecto transhumanista está exacerbado por el crecimiento exponencial del conocimiento en las cuatro áreas siguientes: la nanotecnología, la biotecnología, la informática y la ciencia
del conocimiento: “NBIC”.
En el marco de la convergencia NBIC, el ser vivo es observado como un objeto a fabricar.
La ambición es reeditar el material genético para producir células y tejidos vivos “A MEDIDA”.
Los defensores del transhumanismo ponen sus esperanzas en programas de investigación científicos en estos campos y desarrollados por las universidades en Europa; o, en Estados Unidos, por la N.A.S.A.- la investigación espacial- o la D.A.R.P.A -investigación militar- y financiada con miles de millones de dólares donados por la G.A.F.A: Google, Amazon, Facebook y Apple; obviamente con un “retorno” económico, por el consumo de todos esos productos de nuestra transformación.
¿Transhumanismo y Posthumanismo son la misma ideología? NO.
Pero coexisten. El posthumanismo tecnocientifico profetiza el advenimiento de entidades artificiales, sobrehumanas y no-humanas, susceptibles de suceder a la especie “homo” y de continuar de manera autónoma, su propia evolución.
La idea del “posthumano” se ha desarrollado a raíz de la cibernética, de la informática, de la
robótica y de la inteligencia artificial.
El uso del término “post-humano”, como casi sinónimo del “transhumano” acentúa
la eventualidad de que la mejora continua del hombre acabe por transformarlo, hasta el punto de que no sería en absoluto identificable como “humano”.
El transhumanismo genera una real fractura antropológica, que presenta
las siguientes características:
1. EL TRANSHUMANISMO DENUNCIA LA “ESPECIE HUMANA”.
Relativiza el valor exclusivo acordado al ser humano, en tanto que miembro de una especie
biológica.
La forma biológica propia de la especie humana no debe ser sacralizada.
Según los transhumanistas, no es inmutable y no tiene el monopolio del respeto y de la
dignidad.
Lo que separa al Hombre de otros seres vivos, no es una diferencia absoluta, sino una cuestión
gradualidad: de complejidad y de propiedades.
2. EL TRANSHUMANISMO AFIRMA LA NOCION DE PERSONA en el sentido jurídico del término. Este concepto se define por la presencia de ciertos atributos: la sensibilidad, la capacidad de razonar y de elegir, la conciencia, …
Al hacer hincapié en la noción de “persona”, denuncia también los juicios de valor y
las discriminaciones asociadas a las diferencias de raza o de etnia, de sexo y de género.
Una de las principales críticas que se hacen al humanismo moderno por los transhumanistas, es que ha privilegiado la figura del hombre masculino blanco occidental.
3. En el centro del transhumanismo se encuentra la AUTONOMIA de la persona: autonomía parental, las opciones de procreación, de cambiar su cuerpo, porque la persona no se identifica a una morfología particular y contingente.
- EL TRANSHUMANISMO es un MATERIALISMO que evoluciona con las tecnociencias, sus instrumentos y sus conceptos operatorios.
5. EL TRANSHUMANISMO NO TIENE LIMITES, a priori.
Se caracteriza por una voluntad de lucha efectiva contra la finitud y contra la muerte.
Ve el progreso como una transformación de la naturaleza humana, mientras que
los humanismos tradicionales, incluyendo el humanismo moderno laico, ven el progreso, primero o exclusivamente, en términos de transformaciones sociales, institucionales, de organización simbólica (educación, moral, derecho, cultura, política), sin modificaciones biofísicas de los humanos
6. EL TRANSHUMANISMO tiene por referencia especulativa y narrativa: LA EVOLUCION.
Lo humano está en perpetua evolución. El futuro de lo humano no dependerá más de su pasado. En cambio, la referencia especulativa y narrativa de los humanos es la HISTORIA.
La historia designa la transformación de los organismos y de las relaciones entre los humanos, así como las modificaciones del entorno; pero no afecta a la naturaleza biofísica del hombre.
PENSAR A LO HUMANO, como alternativa al transhumanismo
-Si el derecho de gobernarse por sus propias leyes – la autonomía- está en el corazón del transhumanismo, el futuro «transhumano» piensa superar lo “humano” por una “mejora técnica”. Esta superación no puede efectuarse más que gracias a que dispone de esta actitud naturalmente humana que es la creatividad, apoyada en las capacidades intelectuales de su cerebro.
Una pregunta capital y urgente se plantea de inmediato aquí:
¿Estamos dispuestos a continuar y a aprender a pensar, cuando es mucho más fácil dejar que otros soportes lo hagan por nosotros?
-Otra característica propia del ser humano reside en el hecho de que asume la responsabilidad de sus actos.
Si, en el transhumanismo, a causa de las mejoras intelectuales, de orden químico, genético, robotizado o informatizado, el ser humano se despoja de sus capacidades de decidir por si mismo y así asumir esta responsabilidad, entonces el transhumano se hace IN-humano.
¿Entonces estamos dispuestos a pensar de manera constructiva?
-sobre estos productos tecnológicos artificiales;
-este tiempo acelerado de cálculos numéricos que no está acorde con la lentitud del pensamiento humano;
-esta realidad productivista que da forma a nuestros cuerpos bajo el modelo de la máquina eficaz, o híper-eficiente;
-este flujo de “Big Data” bajo el que nos ahogamos?
O
¿Vamos a olvidar todo lo que constituye la humanidad del hombre?
Si, para que el humano del futuro siga siendo humano, debe seguir siendo un verdadero sujeto responsable,
un ser individual considerado como el apoyo de su acción y de su influencia, capaz de responder de sus actos.
Si, en el caso contrario, no asumía esta responsabilidad, se erigiría entonces un olvido de sí mismo, enraizándose en un desprecio de sí mismo, de su propio cuerpo, juzgado demasiado deficiente, que tendería a ser cada vez más una carga.
-Efectivamente, el ser humano, es también un cuerpo que le permite entrar en relación con su entorno y los Otros.
Su repentina transformación podría llevar a la desaparición de las condiciones bio-físico-y morfológicas de la relación, sobre todo en la expresión de su cara.
El cuerpo humano es sin duda una cantidad de materia determinada, organizada de una manera específica, viva, en la que una especie de finalidad intrínseca, inmaterial, organiza y
mantiene esta materia según un proyecto que la trasciende.
El hombre no tiene un cuerpo. Es su cuerpo. Es a través de este cuerpo que se comunica con los Otros y que es un ser relacional.
-Está claro que en el corazón del sistema de dominación tecnológica, absorbidos por el
“Big Data”, perdido en el mar de sonidos, de informaciones, de imágenes y de luces que inundan sobre ellos las tecnologías digitales, los individuos se ven privados de su
tiempo-a-ser, es decir, del tiempo de interrogación, que debe permitir al Ser de existir.
Muy deprisa aparece entonces el deseo de olvido través de la realidad “virtual”, “aumentada”, lejos de “si mismo” y de todos los “Otros“, lejos de nuestro futuro humano, que necesariamente pasa por la relación con el Otro, o Todo-Otro.
-Si quiere ser un humanismo, el transhumanismo debe aspirar a una trascendencia.
Lo humano es por naturaleza una realidad que se trasciende.
El hombre no puede ser hombre más que yendo más allá de sí mismo.
Sin embargo, ese “desbordamiento” no se concibe sólo como un “aumento”, sino
también como una “depuración”.
La superación de si mismo está también y puede estar sobre todo en la experiencia del hombre disminuido, así como en la actitud frente a esta disminución.
Esta es la realidad de la finitud.
Pero no es la finitud lo que es un problema, es la dificultad a aceptarla: aceptar su estado
de ser limitado, incompleto e imperfecto, que necesita del otro para acaecer.
El transhumanismo no puede evolucionar en el proceso de auto-superación del hombre más que si mantiene un lugar para los seres finitos, frágiles.
Ciertamente, no se trata de alabar la fragilidad, la precariedad, sino reconocer que
a menudo es una gran escuela de la verdad y del descubrimiento de la bondad y de la belleza cuando alcanzamos la interioridad de la persona.
Lo Verdadero, el Bien y lo Bello constituyen todo el campo del Espíritu humano y son los
fundamentos del Ser.
“Take Home Message” “Para llevar a casa el mensaje”:
Nuestro mundo se pregunta: ¿qué sociedad para el mañana?
Respondemos con Bertrand Vergely:
“¿Para que haya sociedad, no es necesario que haya un ser social y para que haya un tal ser, que tenga un sentido de la existencia para construir una sociedad que viva y que permita vivir?”
¡Ese es el mensaje que enviamos a nuestros hijos y para nuestros hijos, aquí, hoy!
Referencias:
. Lambert D., « L’homme robotisé et le robot humanisé: défis anthropologiques et éthiques » in « L’Homme, un animal comme les autres? »sous la dir.de J.Reisse et M.Richelle, Académie Royale de Belgique, Bruxelles, 2014, pp.67-89.
. Lambert D., « Le transhumanisme peut-il être l’avenir de l’Homme? », Urbaniana University
Journal, 3, 2016;anno LXIX, pp.43-59.
. Damour F., « La Tentation transhumaniste », Salvator edt., Paris, 2015, 158p., ISBN:
978-2-7067-1211-1.
. Ars B., « The meaning of medicine: The Human Person », Kugler Publ., The Hague, 2000, 194p.,
ISBN: 90 6299 183 1.