LOS MÉDICOS CATÓLICOS, EL TRÁFICO DE ÓRGANOS Y EL TURISMO DE TRASPLANTES

Por el Dr. José María Simón Castellví

Immediate Past President of FIAMC

 

1.- INTRODUCCIÓN

 

Los médicos católicos organizados, esto es, los pertenecientes a alguna de las organizaciones de la Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos (FIAMC), han mantenido desde su inicio una postura perfectamente congruente con el Magisterio de la Iglesia y con la “Lex artis” médica en el tema del tráfico de personas o de sus órganos. Asimismo, muchos otros médicos de confesión católica y que no pertenecen a ninguna asociación aceptan nuestra manera de pensar y de trabajar.

 

La FIAMC colaboró en noviembre de 2013 con la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales (0) en la organización del primer Simposio sobre la trata de personas. En la Declaración final quedó claro que la extracción ilegal de órganos humanos debe impedirse cuanto antes. Aquella reunión inició una concatenación de eventos similares en diversas partes del mundo además de una sensibilización y motivación de las autoridades policiales y judiciales de países occidentales y otros.

 

La Iglesia no obliga a los médicos a pertenecer a asociaciones de médicos católicos, aunque las bendice y las aprueba. La FIAMC es una Asociación Internacional Pública de Fieles debidamente aprobada y recomendada por la Santa Sede. Las asociaciones miembro son aprobadas por los respectivos obispos o por sus conferencias episcopales. Según el vigente Código de Derecho Canónico, este tipo de asociaciones puede hablar en nombre de la Iglesia, hasta cierto punto y en materias de su competencia. Asimismo, como el ser humano es un ser social, estas asociaciones trabajan conjuntamente con otras instituciones, ya sean católicas, religiosas o seculares.

 

Los poderes públicos civiles, en cambio, sí obligan a los médicos ejercientes a pertenecer a un colegio de médicos local, nacional o transnacional. Así pues, un médico que trabaja en Madrid, por ejemplo, pertenece al Colegio de Madrid y a la Organización Médica Colegial de España  (OMC). También puede ser socio de diversas organizaciones científicas seculares no obligatorias pero altamente recomendables. La OMC pertenece a la Asociación Médica Mundial (1). Los colegios de médicos se dotan de códigos deontológicos y siguen las leyes de sus países y de los tratados internacionales a los que éstos estén adheridos. El derecho de asociación es un derecho humano esencial. Desde siempre se ha recomendado a los médicos que formen parte también de diversas instituciones que puedan elevan su nivel cultural general.

 

La Asociación Médica Mundial (AMM) (The World Medical Association, WMA, en inglés) es la Confederación Internacional e independiente de Asociaciones Profesionales de Médicos, representándolos en todo el mundo. La AMM fue formalmente establecida el 18 de septiembre de 1947 y agrupa a un centenar asociaciones médicas nacionales y a más de 10 millones de médicos.

 

La AMM se establece y se define como un foro abierto a sus miembros para comunicarse libremente, cooperar activamente, llegar a consensos sobre la ética médica y las competencias profesionales y para promover la libertad profesional de los médicos en todo el mundo. Esta agrupación pretende facilitar el cuidado y la protección para los pacientes en un ambiente saludable, mejorando la calidad de vida de todas las personas y de las sociedades en que viven.

 

2.- LA GRATUIDAD DE LA DONACIÓN DE ÓRGANOS

 

La gratuidad de la donación de órganos o tejidos, sin poner en peligro la propia vida, es algo ampliamente aceptado tanto por las instituciones médicas seculares como por las confesionalmente católicas. El concepto de “Res extra commercium” proviene del Derecho romano (y yo diría que también está inscrito en la Ley natural que nos sirve a todos). Es algo que se encuentra fuera del comercio de los hombres y que, por tanto, no puede constituir el objeto de un contrato o pacto (2). Su extracomercialidad deriva de la propia naturaleza de las cosas.

 

El llamado “tráfico de órganos” consiste en el transporte y cesión de órganos o tejidos humanos para obtener un beneficio económico, en ocasiones elevadísimo. Ello entra en colisión con la idea de acomercialidad o de beneficencia (de hacer el bien por sí mismo; aunque ello no obliga a la gratuidad estricta) antes apuntada. Las víctimas del tráfico son tanto los donantes como los receptores.

 

El turismo ilegítimo de trasplantes está vinculado al tráfico de órganos y a la escasez de trasplantes en muchos países, según se estudiará en esta Cumbre.

 

La OMS estima que entre el 5 y el 10% de los trasplantes del mundo se realiza bajo alguna forma de comercialización.

 

Según el Catecismo de la Iglesia católica, la donación de órganos después de la muerte es un acto noble y meritorio que debe ser alentado. El diagnóstico de cada muerte física concreta es médico. Benedicto XVI, en un congreso organizado por la FIAMC y la Academia para la Vida (3) afirmó que las extracciones se deben realizar “ex cadavere”.

 

Cuando hablamos de “tráfico” de órganos o tejidos humanos, nos referimos siempre a aquellos movimientos que no cuentan con el aval de instituciones sanitarias normalizadas. Esto es, siempre que nos referimos al término, lo entendemos como algo contrario a la ética o a la moral. No entran en la definición los movimientos de tejidos u órganos, aún los internacionales, que cumplen los elevados estándares de la trasplantología de hoy en día. Siguiendo las normas de la deontología médica y las leyes de los países, nada obsta para que exista donación de vivo a vivo en el caso de órganos pares, hígado, etcétera.

 

Como es natural, cualquier intervención médica genera unos gastos que deben ser pagados por alguien: los estados, los entes estatales autónomos o la iniciativa privada. Sin embargo, el órgano a trasplantar o el tejido a utilizar, deben estar fuera del cómputo económico, salvo en lo estrictamente concerniente a los gastos de conservación y elaboración.

 

Según informa Infovaticana, el “macabro destino de los cadáveres a los que les late el corazón” es el título del artículo publicado por la BBC el pasado mes de noviembre, una noticia en la que se habla sobre la situación de pacientes en coma a los que se pretenden extraer órganos o tejidos.

 

Los médicos católicos no podemos aceptar que a pacientes en coma, esto es, sin un diagnóstico cierto de muerte cerebral, les sean extraídos sus órganos o se utilicen sus tejidos antes de su muerte natural (http://www.bbc.com/mundo/vert-fut-37968155  )

 

En los casos de muerte violenta, como sucede en los asesinatos, siempre es prudente evitar añadir más dolor a la familia y valorar abstenerse de “aprovechar” órganos o tejidos después de la autopsia. No se trata de una prohibición ética absoluta, sino cautelar y se deben tomar decisiones según las circunstancias, aunque algunas legislaciones como la española consideren a todos los cadáveres como donantes si no han manifestado en vida lo contrario (Ley 30/1979 de 27 de octubre, sobre extracción y trasplante de órganos). En algunos casos, una muerte violenta seguida de una donación de órganos por parte de la familia puede ayudar a la misma a dar algo de sentido al deceso.

 

Los médicos católicos tampoco podemos aceptar la eutanasia para favorecer la donación, como sugieren algunos bioeticistas canadienses https://www.bioedge.org/bioethics/canadian-bioethicists-call-for-organ-donor-euthanasia/12146 .

 

3.- CONSENTIMIENTO INFORMADO Y NO MALEFICENCIA

 

Es oportuno aquí recordar brevemente los criterios de bioética de Beauchamp, especialmente los principios de consentimiento informado y de no maleficencia.

 

El consentimiento informado es la máxima expresión del principio de autonomía, un derecho del paciente y un deber del médico, en la medida de lo posible. La autonomía, que no es independencia absoluta, expresa la capacidad para darse a uno mismo normas sin influencia de presiones.

 

El principio de no maleficencia consiste en abstenerse intencionadamente de realizar actos que puedan causar daño a otros. En Medicina, con sus efectos yatrógenos muchas veces, se trata de no perjudicar innecesariamente a otros. Este principio va de la mano con el de beneficencia. El principio de justicia se entiende mejor a la luz del Magisterio social de la Iglesia (11).

 

Algunos médicos católicos no aceptan el concepto de “muerte cerebral” al uso aunque la FIAMC sí lo hace. Como es natural, el mal uso del concepto, los posibles abusos sin contrastar la muerte cierta del encéfalo, su aplicación no estricta en niños, el frenazo a la investigación continua, etc., no son aceptados por la Federación. Últimamente, se han popularizado los trasplantes a corazón parado, lo que tranquiliza a algunos médicos respecto al diagnóstico de muerte cierta del paciente.

 

Respetamos profundamente a aquellos colegas o teólogos que no comparten con nosotros el concepto de muerte cerebral e intentamos ofrecerles alternativas para que su alta sensibilidad no se vea violentada. El progreso de la Medicina puede llegar a resolver por sí misma algunos problemas morales, o supuestos problemas morales. De manera que podría ser posible en un futuro no lejano extraer órganos casi siempre a corazón parado (3bis).

 

En los tiempos anteriores a los fármacos antituberculosos se podía discutir, por ejemplo, si cortar a una persona casi por la mitad inferior, eliminando las caderas y ambas piernas en el caso de una grave tuberculosis pélvica se trataba de un encarnizamiento terapéutico o de una terapia debida. Es decir, un tratamiento abusivo para el fin esperado en el paciente o algo necesario para su supervivencia. Pero hoy el debate no existe gracias a la farmacopea. El problema se ha disuelto. Y presiento vivamente que Dios mismo no ha desoído las súplicas de tantas generaciones de tuberculosos. Pensemos que muchísimos milagros de Lourdes son curaciones gratuitas de tuberculosis en tiempos en que la Medicina podía hacer muy poco.

 

Muchas personas sufren y enferman. Ello es un misterio. Los médicos estamos ahí para ayudarles. Hasta cierto punto somos los dedos de Dios. Pero Dios no lo permite todo. La Medicina – arte, ciencia y técnica – avanza y se nos ahorran muchos sufrimientos. ¿No es sorprendente que casi al mismo tiempo que apareció la píldora anticonceptiva se aprendió a conocer certeramente los ritmos fértiles de la mujer y los métodos naturales de regulación de la fertilidad? No es posible atribuir al azar o a la ley de la gravedad el poderoso empuje del desarrollo. Los avances son demasiado sofisticados para ser casuales.

 

No hay duda de que la donación de órganos es un acto de bondad humana. Quien lo realiza se une más con Jesucristo, que dio la vida gratuitamente por nosotros.

 

Si la donación es en vida, deben darse algunas condiciones:

  1. a) que el donante lo otorgue libre y responsablemente, después de haber sido suficientemente informado.
  2. b) que las garantías de éxito sean proporcionales a los inconvenientes para el donante.
  3. c) que el órgano sea doble o regenerable, como la sangre.

 

Exceptuados los casos de prescripciones médicas, de orden estrictamente terapéutico, las amputaciones, mutilaciones o esterilizaciones directamente voluntarias de personas inocentes son contrarias a la ley moral.

 

Los médicos católicos podemos y debemos luchar contra el encarnizamiento (obstinación) terapéutico (4). Afortunadamente, ello es un sentir amplio en toda la Medicina.

 

Como pruebas del compromiso de los médicos católicos para con las donaciones altruistas y contra el tráfico de personas u órganos, muestro algunos enlaces: Un congreso de nuestra asociación en la India, una respuesta a la petición de estimular la donación de sangre, una declaración de los médicos católicos norteamericanos, un artículo de nuestro Presidente John Lee, una jornada sobre tráfico de niños en Barcelona o la declaración conjunta de la FIAMC con la Pontificia Academias de las Ciencias sobre el tráfico de personas (5).

 

España es líder mundial en donación de órganos (6). La Organización Nacional de Trasplantes (ONT) es una institución mítica entre los cirujanos de todo el mundo y con 300.000 entradas en Google. El éxito de la organización española hace que los casos de tráfico sean puntuales. La ONT forma a especialistas internacionales para combatir el tráfico de órganos. España fue pionera en tipificar el tráfico de órganos en su Código penal (artículo 156 bis del Código Penal, reformado en 2010, castiga estas lesiones con hasta 12 años de prisión.

Es aplicable tanto a quien promueva, favorezca, facilite o publicite su obtención como al receptor que, conociendo el origen ilícito del mismo, consienta en la realización del trasplante. Los anuncios relacionados con el tráfico y detectados en Internet son periódicamente estudiados por agentes de delitos telemáticos de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado.

 

España es líder mundial en trasplantes por 24º año consecutivo, según los datos del Registro Mundial de Trasplantes gestionado por la ONT. Nuestro sistema de trasplantes está asentado en los principios de solidaridad, transparencia, equidad, anonimato y acceso universal.

 

En los últimos 5 años el número de trasplantes en el mundo se ha incrementado en un 15%, con un ritmo de crecimiento del 3% anual. En 2015 fueron 119.873 los órganos trasplantados en todo el mundo.  Nuestro país también es líder en pacientes trasplantados: 100,7 enfermos trasplantados p.m.p en 2015, muy por encima de la media de la UE (62,4) y superior a la de EEUU (92,7).  La UE eleva ligeramente su tasa de donación, que se sitúa en 20,8 donantes p.m.p, lo que ha permitido efectuar 32.707 trasplantes (23 de agosto de 2016).

 

El Registro Mundial de Trasplantes, que desde hace 10 años gestiona la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) en colaboración con la Organización Mundial de Salud (OMS), eleva a 119.873 el total de órganos trasplantados en el mundo en 2015, lo que representa un aumento del 1,65% respecto al año anterior. De ellos, 79.948 fueron de riñón, 26.151 de hígado, 6.542 de corazón, 4.689 de pulmón, 2.328 de páncreas y 215 de intestino. Estos trasplantes fueron posibles gracias a 27.397 donantes de todo el mundo (7).

 

El registro mundial de trasplantes es un instrumento muy útil para combatir el tráfico de órganos.

 

4.- LA DIGNIDAD DEL SER HUMANO

 

Los seres humanos, por el solo hecho de serlo, desde la concepción hasta la muerte, somos portadores de una dignidad esencial inmensa. Algunos autores, como el cardenal emérito de Barcelona  Ricardo María Carles (+) creen que más que tener dignidad, los humanos “somos” dignidad. Sea como fuere, la dignidad esencial que tenemos todos nos hace iguales y respetables. Ningún ser humano tiene derecho a quitar la vida a otro ser humano, especialmente si el otro es inocente. El derecho a la vida hay que entenderlo como es, derecho a que otro no me quite la vida a propósito. En sentido estricto, la vida es un don, un regalo. Cuando hablamos del derecho a la vida o de la intangibilidad del ser humano, nos referimos a la inmoralidad de quitar a sabiendas la vida de otro, uno más de nuestros iguales. De ello se deduce también que alterar o robar una parte de nosotros, uno solo de nuestros órganos y tejidos, no es aceptable.

 

Los cristianos fundamentamos nuestra alta dignidad en haber sido creados por Dios (a través de nuestros padres). De hecho todos y cada uno de los seres humanos somos “hijos de Dios y hermanos de Jesucristo. El mismo Jesús dio su vida por “candidatos” a ser hermanos suyos e hijos de Dios. Con todos sus privilegios y algunas exigencias. Dicho de otro modo, la misma dignidad esencial, que se explica en ser amado por sí mismo, hace que tenga como corolario que cuanto más débil es una persona, más reclama la solicitud de los demás. Este es un principio capital de la bioética de inspiración cristiana.

 

La autorización del interesado y en razón de un motivo superior voluntario o para un bien más alto, permite la donación no lucrativa de un órgano o tejido. Como es natural, se debe trabajar para que la legítima compensación de gastos o molestias no se convierta en una contraprestación económica como si las partes del ser humano fueran vendibles.

 

Además, los médicos católicos, con el Magisterio de la Iglesia, no aceptamos la donación de óvulos debido a que los actos de los esposos que dan lugar a un nuevo hijo pueden ser ayudados pero nunca substituidos. El ser humano tiene derecho a nacer del amor de un padre y una madre que los engendran amablemente (9).

 

En razón a que en el cerebro reside una parte importantísima de la personalidad del humano, los trasplantes del mismo, si es que alguna vez pueden ser técnicamente posibles, no son moralmente aceptables. Tampoco lo sería en “trasplantar” la conciencia humana desde su cerebro a un ordenador, si es que alguna vez ello fuera posible.

 

Todos los seres humanos que habitamos la Tierra (Homo sapiens) gozamos de una misma dignidad esencial. Asimismo, a muchos se les puede añadir una dignidad que podríamos denominar como “accidental”. Por ejemplo, la mujer gestante, un anciano, un enfermo grave, un discapacitado o un niño, gozarían de un surplus de dignidad, esta siendo “accidental”, que les daría precedencia en algunos actos, atenciones, prestaciones, etcétera.

 

Los médicos católicos organizados estimamos la alta dignidad de todo ser humano enfermo. La enfermedad apareció en el mundo por una transgresión. Desde entonces, los humanos somos víctimas de las enfermedades y de los traumatismos. Aunque es cierto que algunas veces somos víctimas de nuestros propios errores, constituye una gran falta de respeto el atribuir una culpa a una persona enferma concreta o a un colectivo de enfermos.

 

Es lógico y profesional que indaguemos en las causas de una patología, por ejemplo, ante una cirrosis hepática tributaria de trasplante de hígado en un ex alcohólico. Sin embargo, nosotros no podemos juzgar la conciencia de los demás y debemos tratarles siempre con dignidad. Admitimos que Dios gobierna el mundo y las personas respetando nuestra libertad (que tiene sus límites “per se”) y las leyes que ha impreso a la Naturaleza; y es a Él a quien corresponde premiar o castigar, en este mundo o en el venidero; sin perjuicio de las acciones proporcionadas que una sociedad deba ejercitar para defenderse y defender a los débiles.

 

5.- LOS TRASPLANTES LEGALES, MUCHO MÁS SEGUROS

 

Según informa Aleteia (8), una potente y seria plataforma católica de información, de la que los médicos católicos organizados formamos parte de su comité editorial, el Ministerio de Salud de Egipto anunció en diciembre de 2016 la desmantelación de una extensa red de tráfico de órganos que operaba en su país: “se trata de la mayor red internacional de tráfico de órganos humanos”, afirma la Autoridad de Control Administrativo.

 

La investigación se ha llevado acabo en más de 10 hospitales y clínicas privadas y ha finalizado con la implicación de 45 personas, egipcios y de otras nacionalidades árabes, que, asevera la nota, “se aprovechaban de las dificultades económicas de los ciudadanos egipcios”.

 

De igual manera, según explica el diario español ABC, se han clausurado los centros médicos donde se extirpaban los órganos y se transplantaban a cambio de “sumas desorbitadas”.

 

Egipto, junto a China, Paquistán, las Filipinas y Colombia se ha convertido en uno de los lugares donde más se produce la compra-venta de órganos humanos.

 

Los que pagan por esos órganos se encuentran en países desarrollados, fundamentalmente Israel y Estados Unidos. Se trata de personas con recursos que ante un problema de salud acuden a cualquier lugar del mundo para encontrar a alguien dispuesto a entregar un órgano a cambio de dinero.

 

Según muestra José Ramón Núñez, responsable de trasplantes de la OMS, en el diario La Vanguardia, el 10% de los órganos que se trasplantan en el mundo proceden del tráfico ilegal.

 

A ningún observador neutral de la Medicina occidental (omito mi opinión sobre la Medicina China u otras, debido a mi desconocimiento de sus bases) se le antoja una opinión diversa, para el mayor bien de los enfermos, que la que estima que los trasplantes reglados y legales en occidente siempre son más seguros, y probablemente, más baratos, que aquellos realizados en la clandestinidad y sin las mínimas garantías sanitarias.

 

España es un país ejemplar en la calidad y cantidad de trasplantes realizados. Sería una insensatez pretender ser trasplantado ilegalmente cuando lo legal garantiza los estándares de calidad y de ética. El desconocimiento de muchas personas, incluso de personas con enormes posibilidades económicas, se debe vencer con una incisiva educación sanitaria a escala global y las oportunas legislaciones para garantizar la justicia, toda vez que educar la conciencia pública de la ciudadanía. El flujo de información veraz debería ser liderado por las instituciones sanitarias internacionales, gobiernos, medios de comunicación, iglesias y asociaciones sin afán de lucro.

 

6.- EL TRÁFICO DE PARTES DEL CUERPO DE SERES HUMANOS ABORTADOS

 

Hablar del tráfico de partes del cuerpo de seres humanos abortados resulta especialmente desagradable para un médico católico. Además, en algunos países del mundo llamado occidental es políticamente incorrecto. Pero debe hacerse ya que es una triste realidad.

 

El caso mejor documentado de la historia lo sacó a la luz pública el Center for Medical Progress de los Estados Unidos (http://www.centerformedicalprogress.org/) durante meses, con el apoyo de vídeos y la perplejidad de la opinión pública y de numerosos políticos.

 

Informa Infocatólica en español (10) que la diputada Cathy McMorris Rodgers, que ha sido señalada como nueva Secretaria de Interior, el verano pasado, cuando se reveló el escándalo de tráfico de partes de bebes abortados por parte de la multinacional del aborto Planned Parenthood instó a la Cámara de Representantes a que responsabilizara al gigante del aborto.

«… lo que recientemente se ha descubierto a través de los videos con funcionarios de nivel superior de Planned Parenthood admitiendo procedimientos poco éticos, potencialmente ilegales, es realmente impensable para la mayoría de nosotros.

Impensable no sólo por su actitud fría y despreocupada hacia los procedimientos, sino porque estos vídeos resaltan que hemos permitido que el debate sobre la salud de la mujer sea horriblemente sesgado.

Cualquiera que vea estos videos puede decir: “El pueblo estadounidense debe tener respuestas”. Esto no es la salud de la mujer. Esta es una agenda. Es una agenda impulsada por ganancias monetarias, no por el interés de las mujeres. Los proveedores de aborto no deben llegar a esconderse detrás de la atención médica para escapar con actos indescriptibles.

Las prácticas descritas en estos videos son despreciables, y Planned Parenthood debe ser responsable. Si un hospital estuviera presuntamente implicado en cualquier tipo de actividad ilegal, no dudaríamos un segundo en llevarlos ante un comité. Los proveedores de aborto no deben ser diferentes y no deben quedar impunes.

Los responsables políticos que se toman en serio la protección de las mujeres y las familias deben abocarse e investigar a fondo estas declaraciones hechas por Planned Parenthood. Aplaudo a nuestros comités por iniciar investigaciones sobre las prácticas y procedimientos de Planned Parenthood. El pueblo estadounidense debe tener respuestas».

 

Cathy, cuyo hijo primogénito tiene síndrome de Down, no tiene miedo de decir públicamente que es un «regalo de Dios».

 

El Departamento del Interior «usa ciencia sólida para manejar y sostener las tierras, el agua, la vida silvestre y los recursos energéticos de Estados Unidos, honra las responsabilidades de nuestra nación con las naciones tribales y aboga por las comunidades insulares de Estados Unidos», explica la página web del departamento.

Asimismo, se ha informado de donaciones obligatorias de órganos en personas condenadas a muerte en la República Popular de China (http://organharvestinvestigation.net/ )

 

7.-  LA COMUNICACIÓN DE MENSAJE MÉDICO CATÓLICO

 

La comunicación persona a persona o a través de los medios de comunicación es muy importante para los médicos católicos. Recojo un extracto de recomendaciones que me han sido inspiradas al leer  www.arguments.es .

– Comunicar mediante la irradiación de la alegría. La enseñanza de la Iglesia es una luz que se recibe en libertad. El ejercicio de la Medicina se avalora con el buen humor.

 

– Comunicar la fe no es discutir para vencer, sino dialogar para convencer sobre mensajes relevantes. A los compañeros médicos y a los pacientes casi se les puede decir todo siempre que se haga con amabilidad y en un ambiente de amistad.

 

– También en materia religiosa conviene buscar palabras sencillas y argumentos claros, que no quiere decir banales.

 

– Credibilidad. Una persona o institución no pueden imponer su prestigio: se lo ganan con sus acciones socialmente responsables.

 

– Empatía: hoy convencen las respuestas llenas de sentido y humanidad. Hay que aproximarse con delicadeza al dolor físico y moral.

 

– El principio de la cortesía ayuda a evitar la trampa de la radicalidad y la violencia verbal.

 

– Profesionalidad: La evangelización no se producirá desde fuera de las realidades humanas, sino desde dentro, empezando por el hospital.

 

– Transversalidad. Los católicos no plantean su acción pública poniendo su esperanza en un partido concreto. No existen los partidos “mesías”, aunque unos se acercan más a la perfección que otros…

 

– Gradualidad. La comunicación de ideas tiene mucho que ver con el “cultivo”: sembrar, regar, podar, limpiar, esperar, antes de cosechar. La gradualidad está intrínsecamente unida a la pedagogía.

 

– La caridad es el contenido, el método y el estilo de la comunicación de la fe.

Comunicar también es un acto participado por Dios.

 

8.-  OJO AL HECHO DE QUE EL SER HUMANO ES FRÁGIL

 

Los seres humanos somos entes bio-psico-sociales, familiares y espirituales. Estamos dotados de libertad  (con sus lógicos límites) y muchas veces obramos el mal (11). Este obrar el mal puede ser materialmente (obrar defectuoso bienintencionado pero con necesidad de ser cambiado o reparado) o bien formalmente (maliciosamente, queriendo obrar el mal). Ello debe tenerse en cuenta a la hora de evaluar protocolos, de analizar actuaciones médicas o políticas, de comunicar. Incluso en las sociedades más avanzadas desde el punto de vista trasplantológico se pueden dar errores involuntarios, errores por fragilidad o errores maliciosos; por deseo de ganar más dinero con los trasplantes (aunque se realicen según las leyes de la sociedad o de la Medicina), por soberbia (hacer más y ser mejores que los demás sin tener el cuenta el bien del otro o el de la sociedad) o por otras razones.

 

El ser humano periódicamente debería analizar ante su conciencia (formada, informada y afinada), con la ayuda de la más alta autoridad que reconoce (el Señor Dios, en el caso de los médicos católicos) y con la contribución de algunos colegas y sacerdotes, su manera de actuar, poniendo remedio a lo que no va.

 

Cuatro sencillas normas pueden ayudar: hacer el bien, evitar el mal moral, jamás intentar hacer un bien a través de un mal moral y mitigar en lo posible los efectos secundarios adversos de nuestro actuar.

 

9.- REFERENCIAS

 

 

(0)  http://www.fiamc.org/texts/5962/

 

 

 

(3)  http://www.fiamc.org/agenda/6-8-november-2008-rome-italy-auditorium-della-conciliazione-international-congress-on-organ-donation-a-gift-for-life/

 

(3bis)  http://www.fiamc.org/bioethics/il-progresso-della-scienza/

 

(4) http://www.fiamc.org/texts/fiamc-texts/decisions/popes-and-catholic-medical-associations/

 

(5)  Organ donation

http://www.fiamc.org/agenda/fiamc-indian-symposium-october-2014/

 

Estimular la donación de sangre

http://www.fiamc.org/uncategorized/world-blood-donor-day-14-june/

 

Declaración CMA-USA sobre el tráfico de órganos fetales

http://www.fiamc.org/news/stop-fetal-organ-trafficking/

 

President Lee on trafficking

http://www.fiamc.org/uncategorized/message-by-president-lee-to-simposium-on-trafficking/

 

Jornada en Barcelona sobre el tráfico de niños

http://www.fiamc.org/agenda/jornada-en-barcelona-sobre-la-trata-de-ninos/

 

Declaración sobre el tráfico de personas PAS-FIAMC

http://www.fiamc.org/texts/5962/

 

(6)    http://www.ont.es/Documents/NEWSWEEK%20How%20Spain%20Became%20the%20World%20Leader%20in%20Organ%20Donation.pdf

 

(7)

http://www.ont.es/Documents/23.08.2016%20NP%20Datos%20Registro%20Mundial%20de%20Trasplantes.pdf

 

(8)  http://es.aleteia.org/2016/12/07/desmantelada-la-mayor-red-de-trafico-internacional-de-organos-humanos/

 

(9)  http://www.fiamc.org/texts/fiamc-texts/carta-a-los-medicos-catolicos-de-todo-el-mundo/

 

(10)  http://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=28001

 

(11) Del Catecismo de la Iglesia Católica:

 

386 El pecado está presente en la historia del hombre: sería vano intentar ignorarlo o dar a esta oscura realidad otros nombres. Para intentar comprender lo que es el pecado, es preciso en primer lugar reconocer el vínculo profundo del hombre con Dios, porque fuera de esta relación, el mal del pecado no es desenmascarado en su verdadera identidad de rechazo y oposición a Dios, aunque continúe pesando sobre la vida del hombre y sobre la historia.

 

1883 “La socialización presenta también peligros. Una intervención demasiado fuerte del Estado puede amenazar la libertad y la iniciativa personales. La doctrina de la Iglesia ha elaborado el principio llamado de subsidiariedad. Según éste, “una estructura social de orden superior no debe interferir en la vida interna de un grupo social de orden inferior, privándole de sus competencias, sino que más bien debe sostenerle en caso de necesidad y ayudarle a coordinar su acción con la de los demás componente

 

1902 La autoridad no saca de sí misma su legitimidad moral. No debe comportarse de manera despótica, sino actuar para el bien común como una “fuerza moral, que se basa en la libertad y en la conciencia de la tarea y obligaciones que ha recibido” (GS 74, 2).

 

1941 Los problemas socioeconómicos sólo pueden ser resueltos con la ayuda de todas las formas de solidaridad: solidaridad de los pobres entre sí, de los ricos y los pobres, de los trabajadores entre sí, de los empresarios y los empleados, solidaridad entre las naciones y entre los pueblos. La solidaridad internacional es una exigencia del orden moral. En buena medida, la paz del mundo depende de ella.