ORACIÓN PARA PEDIR LA SALUD A DIOS POR SU INTERCESIÓN
Y tú, siervo bendito de Dios, oye mis gemidos escucha mis suplicas e intercede ante tu Señor por mi pronta recuperación y por mi ansiada salud. Bondadoso Dr. José Gregorio Hernández, por tu generosidad con los pacientes.
Deposito en ti mi confianza para que seas fiel intermediario ante nuestro Dios, tu confidente y amigo. ¡No me abandones!
Suplico al Sagrado Corazón de Jesús y al Espíritu Santo! para que ilumine a los médicos. ¡Que conozcan mi enfermedad y encuentren los medicamentos y tratamientos apropiados para curarme!.
A mi Madre, la virgen María que me de fuerzas para soportar con ánimo y esperanza todas las incomodidades de mi enfermedad y así redimirme de todas mis faltas como mi Señor Jesús sufrió en la cruz.
Padre nuestro, ave María …
¡Señor, yo te alabo y te bendigo!… ¡Gloria a ti Señor! Te doy gracias por crearme, redimirme y hacerme cristiano. Gracias Jesús mío.¡ Gracias!
Amen!
Fuente: rezarconoraciones.blogspot.it
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Venerable José Gregorio Hernández, Médico.
Se le recuerda con gran gratitud por su generosidad, rectitud y servicio a los pobres. Lamentablemente, después de su muerte, su nombre se mezcló con la superstición, la adivinanza y otras prácticas muy lejanas a su fe católica. (Ver: Santos)
¿Quién es en verdad José Gregorio Hernández?.
Nacido el 26 de Octubre de 1864 en el pueblecito de Isnotú, estado de Trujillo, Venezuela. Crece en aquel ambiente sencillo de campesinos. Sus padres, Benigno Hernández y Josefa Antonia Cisneros, son propietarios de la tienda del pueblo. Gregorio es el mayor de seis hermanos. Su madre, mujer muy piadosa, muere teniendo el solo ocho años.
Mucho le debemos a la atención de Don Pedro Celestino Sánchez, primer maestro del pequeño Gregorio en Isnotú, quien supo descubrir las habilidades del niño y recomendó a su Padre que lo enviase a estudiar a Caracas. Allí estudió medicina con tal éxito que el Presidente de la República lo envió a la Universidad de París, a la Facultad de Medicina, para que desarrolle estudios en Microscopia, Histología Normal, Patología y Fisiología Experimental.
De regreso a su patria, cumplió con creces lo cometido: traer las piezas necesarias para un Gabinete Fisiológico y enseñar en la Universidad Central la especialidades científicas que él cursó. Ejerció su carrera con mucho éxito. Fue Profesor de medicina en la Universidad Central en Caracas.
Habiendo cumplido con sus compromisos y también con su familia, a la cual se trajo a vivir en Caracas y la ayudó a encaminarse, Don Gregorio quiso llevar a cabo su vocación religiosa. Se embarcó rumbo a Italia con la intención de ser monje de clausura y así dedicarse solo a Dios en la oración. En 1908 entró en la Cartuja de Farneta tomando el nombre de “Hermano Marcelo”. Pero nueve meses después de su ingreso, se enferma de tal manera que el Padre Superior ordena regresar a Venezuela para recuperarse. Dios tenía otros planes para su siervo. Gregorio por su parte nunca cedió en su amor por la Iglesia y la vida religiosa. Decía que el sacerdocio es “lo mas grande que existe en la tierra”.
Llega a Caracas en abril de 1909 y ese mismo mes recibe permiso para ingresar en el seminario “Santa Rosa de Lima”. Pero su corazón sigue anhelando la vida radical del monasterio. Pasados tres años, se decide intentar de nuevo. Esta vez se embarca para Roma con su hermana Isolina. Ingresó en los cursos de Teología en el colegio Pío Latino Americano pensando así prepararse para el monasterio. Pero una vez mas sus planes se vieron frustrados por la enfermedad: una afección pulmonar que le forzó retornar a Venezuela.
Don Gregorio ya no intenta mas la vida religiosa. Comprende que Dios lo llama a la vida seglar. Será un seglar católico ejemplar sirviendo a Dios en sus hermanos desde su vocación de médico, pues así también se puede y se debe ser santo. Continuó ejerciendo como médico ejemplar. Dedicaba 2 horas diarias a servir a los pobres. Un día, mientras cruzaba la calle para comprar medicinas para una anciana muy pobre, fue atropellado por un vehículo. Una testigo declaró que Don Gregorio, al ver que le venía el carro, exclamó: “¡Virgen Santísima!”. Fue llevado en carrera al hospital donde un sacerdote alcanzó impartirle la Unción de los Enfermos antes de que muriera. Caracas se conmovió y muchos decían: “ha muerto un santo”. Fueron tantos los que asistieron a su vela que tuvieron que intervenir las autoridades civiles para organizar el desfile incesante.
Venerado sobre todo en su patria y en Colombia. Son muchos los que peregrinan a su pueblo natal para rezarle y ofrecer ex-votos.
Que dice la Iglesia:
Gregorio Hernández fue considerado “digno de veneración” en 1986.
Exhortación de Mons. Ignacio A. Velasco G.
Arzobispo de Caracas
Para pedir se intensifique la Oración por la pronta beatificación del Dr. José Gregorio Hernández
A los obispos auxiliares, los presbíteros y diáconos, los religiosos y religiosas y a todo el pueblo fiel que peregrina en Caracas:
El Dr. José Gregorio Hernández es, sin lugar a dudas, la figura más resaltante del siglo XX venezolano. Científico notable y cristiano ejemplar, el Dr. Hernández supo combinar su actividad de médico, docente e investigador con la más profunda caridad y actitud de servicio a todos, especialmente a los más pobres.
Su vida fue un testimonio evidente de santidad, a tal punto, que cuando la perdió en un trágico accidente, el 29 de junio de 1919, el pueblo caraqueño exclamó espontáneamente: ¡Ha muerto un santo!
Esta fama de santidad se propagó después de su muerte. Por eso el Arzobispado de Caracas inició la Causa de Beatificación y Canonización en 1948.
El 16 de Enero de 1986, el Sumo Pontífice Juan Pablo II declaró solemnemente sus virtudes heroicas, por lo cual se le otorga el título de Venerable. Desde entonces, sólo lo distancia de la beatificación y, por lo tanto, de la posibilidad de rendirle culto en los altares, la comprobación de un milagro. A lo largo de estos años se han iniciado varios procesos sobre presuntos milagros, pero hasta ahora, no han llegado a feliz término.
Por eso, considerando que entre los dones más grandes que el Señor ha hecho a la Iglesia de Venezuela está la figura del Dr. José Gregorio Hernández, y que el pueblo venezolano, que espera confiadamente la protección de Dios, necesita urgentemente signos de consuelo y esperanza. Además, que es una característica particular del Jubileo el que nosotros acudamos al Señor Dios para agradecerle sus dones y pedirle las gracias y favores que necesitamos.
Siendo tan sentido en todo el pueblo católico el deseo de su pronta beatificación, y para que el Señor nos conceda ésta tan anhelada muestra de su amor por el pueblo venezolano, dispongo:
1- A partir del tiempo de Cuaresma, y durante el tiempo que resta al año Jubilar, en todas nuestras parroquias, Iglesias, comunidades religiosas, hágase una oración especial, sobre todo en las ocasiones en que se reúne un mayor número de fieles, por la pronta beatificación del Dr. José Gregorio Hernández.
2- Récese en común, en el momento más oportuno durante la Eucaristía, la Oración, ya conocida, para solicitar la exaltación a los altares del Venerable Dr. José Gregorio Hernández.
3- Expóngase al pueblo, durante los actos de culto, la figura y los méritos del Dr. José Gregorio Hernández, invitando a solicitar su intercesión y a pedir por su pronta beatificación. En Caracas, a los 11 días del mes de febrero, Festividad de Nuestra Señora de Lourdes, del año 2000 del Nacimiento de nuestro Señor Jesucristo.
Mons. Ignacio Velasco G. Arzobispo de Caracas
Refrendado: Pbro. Lic. Adán Ramírez Ortiz Canciller
ORACIÓN
Para pedir por la pronta Beatificación del Doctor José Gregorio Hernández
Oh, Dios misericordioso,
Que te has dignado escoger al Venerable Dr. José Gregorio Hernández
Para que, movido por tu gracia,
Practicara desde niño las más heroicas virtudes,
En especial una Fe ardiente,
una Pureza angelical
Y una Caridad encendida,
Siendo ésta la escala por la cual su alma voló a tu divino encuentro
Cuando recibiste el holocausto de su vida,
Concédenos que brille pronto sobre su frente la aureola de los santos,
sí es para tu mayor gloria y de la Santa Iglesia,
Así sea.