Para aquellos que hemos crecido a la luz de la fe y día a día tratamos de acrecentarla, tal como lo hacemos con nuestro intelecto y nuestra vida espiritual, estos días de Cuaresma no han sido en vano, ya que la Iglesia de manera sabia y prudente, nos regala este tiempo de preparación invitándonos a la reflexión.

Y en el caso de los profesionales de la salud son días en que muchos nos volvemos a preguntar sobre nuestra existencia, nuestra misión y vocación de servicio a los enfermos y necesitados.
Es así que en consonancia con el tiempo de preparación, todo tiende a poder llegar a nuestro interior para encontrarnos con Aquél que nos conoce en profundidad, el que nos dio la vida y ha sembrado en cada uno de sus hijos talentos que modelan la personalidad y le imprimen una característica única.
Llegando a comprender y madurar esos misterios, la Pascua toma un estado de preponderancia porque significa un paso profundamente  importante en la vida de un cristiano.
La Pascua llega a cada hombre derribando sus miedos, sosteniéndonos frente a la incertidumbre, fortaleciendo y dándole sentido a nuestra fe, y por sobre todo haciendo renacer junto al Hombre Nuevo que nos ofrece Jesús con la intención de imitarlo y vivir junto a El.
No tengamos temor a este encuentro con Jesús, que se presenta resplandeciente ya junto al Padre e invitándonos a seguirlo, porque nunca defrauda, perdona y nos muestra siempre su misericordia, totalmente distinta a la que como seres humanos podamos imaginar, ya que sólo esta se vive y se siente desde un corazón sincero y arrepentido.
Compartamos estos sentimientos de Pascua haciéndola realidad en nuestra piel y nuestro espíritu; iluminadas por las reflexiones que la Iglesia nos ofrece por medio de sus pastores, en especial con las palabras vividas y gestos siempre actuales del Papa Francisco que hemos visto y oído durante este tiempo, las cuales resuenan como una ráfaga de aire fresco que vienen a acompañar nuestra vida desde el Evangelio, tal como lo haría Jesús entre nosotros.
Hermanados en este “Continente de la Esperanza” nos unimos en oración y en trabajo fecundo, en el empeño de distinguir gestos de humanidad en cada acto médico. Donde la ciencia esté puesta al servicio de la persona.
Estos son nuestros valores y nuestro desvelo profesional.
Un abrazo en Cristo Resucitado!
Dr. Fabián Romano
Presidente FAMCLAM