Frente a los nuevos emprendimientos, como puede significar el comienzo de un nuevo año calendario, tenemos la posibilidad de reflexionar acerca de todo lo que hemos trabajado y de aquellas oportunidades que aún quedan por realizar.
En una sociedad como la actual, en donde la inmediatez y la celeridad son constitutivas de las acciones y parecen marcar el ritmo de las actividades de las personas, no podemos olvidar que a cada acto se antepone un fundamento, el cual se sostiene en valores, que son los que no cambian según la moda o las circunstancias.
En el campo de la medicina y especialmente en relación a lo que atañe a la vida y la muerte de las personas, no debemos tomar decisiones marcadas por el “apuro” que imponen ciertas modalidades actuales, porque estaríamos perdiendo la oportunidad de reflexionar y a su vez desvanecer aquello que sustenta la riqueza del valor de la vida humana.
Y estos temas son los que se nos presentan en nuestra tarea cotidiana como médicos.
Un motivo esperanzador es saber cuánto tenemos por enseñar a los colegas jóvenes que comienzan a ejercer esta profesión, y cuanto mucho tenemos por aprender los que ya venimos transitando por años este camino.
El comienzo del 2017 nos abre nuevos horizontes, una oportunidad para repasar y actualizar nuestra enseñanza académica puesta al servicio de las personas. Pero quedaría trunca nuestra profesión si a ella no le infundimos la humanidad y la contención en el acto, que todo paciente necesita para tratar su enfermedad y recuperar la salud perdida.
Auguramos un nuevo año lleno de esperanzas, con la mirada puesta especialmente en aquellos que más necesitan de nosotros, atendiendo con paciencia y amor al que sufre y al que está necesitado.
Dr. Fabián Romano
Presidente de FAMCLAM