HAMBRE EN PAÍSES POCO DESARROLLADOS: La incidencia de la guerra de Ucrania en los precios de los cereales
Lo positivo es que, al menos, ha saltado a la opinión pública mundial el tema de lo sensibles que son los países de escaso desarrollo al incremento de los precios de los cereales, que podría originar graves hambrunas.
Lo negativo es que algunos países pobres están expuestos a pagar con graves crisis alimentarias los sucesos políticos y bélicos internacionales, aunque ellos no sean sus protagonistas.
Esto ha acontecido con el desencadenamiento de hostilidades bélicas el 25 de febrero del 2022 entre Rusia y Ucrania, ambos destacados exportadores de cereales, y que produjo un marcado incremento de los precios internacionales de los mismos.
El posterior Acuerdo para permitir la exportación de cereales desde el Mar Negro, entre Rusia y Ucrania, mejoró notablemente la situación, ya que, en virtud de este acuerdo, se exportaron 33 millones de toneladas de productos agrícolas.
Y la ruptura del acuerdo (julio 2023) pudo suponer un duro golpe para los países necesitados.
Sin embargo, providencialmente, esta indeseable interrupción del Acuerdo no ha tenido la repercusión negativa que se temía en el precio mundial de los cereales, que tras un ligero repunte, han continuado descendiendo: De modo que los precios del trigo siguen siendo un 52% inferiores a los máximos históricos de marzo de 2022, a poco de iniciarse la invasión rusa de Ucrania. Y los precios del maíz un 38% inferiores a los de abril del 2022.
Y, dato revelador, según la FAO, en este pasado agosto del 2023, los precios internacionales de los cereales habían descendido un 20,6 % respecto a hace un año, y por tanto parecería que la suspensión del Acuerdo del Mar Negro no habría afectado a los precios de estos productos agrícolas tan necesarios para la alimentación mundial.
En ello pueden haber influido las buenas cosechas en países productores y, marginalmente, el anuncio de Rusia, poco después de su denuncia del Acuerdo, de una donación gratuita de entre 25 y 50 mil toneladas de cereales a 6 países de África “dentro de3 ó 4 meses” (a partir de julio de 2023).
Ojalá los diversos países desarrollados y sus bloques rivalizaran y compitieran en hacer más por socorrer a los países más pobres, y que, por acabar con el hambre, se movilizaran los recursos mundiales, así como se han movilizado para esta absurda guerra.
Como dice el nº 2269 del Catecismo mayor: “La aceptación por parte de la sociedad de hambres que provocan muertes, sin esforzarse por remediarlas, es una escandalosa injusticia y una falta grave (…)”
Y que prosigue en su nº 2439: “Las naciones ricas tienen una responsabilidad moral respecto a las que no pueden asegurar los medios de su desarrollo, o han sido impedidas de realizarlo por trágicos acontecimientos históricos. Es un deber de solidaridad y de caridad; es también una obligación de justicia si el bienestar de las naciones ricas procede de recursos que no han sido pagados con justicia”.
Javier Garralda Alonso