Allá por el 1200, el de Asís, tuvo una locución interior: “ripara la mia Chiesa che, come vedi, é tutta in rovina” y, dejándolo todo, como los primeros discípulos de Jesús y sin mirar hacia atrás, aceptó el reto, puso manos a la obra y cumplió ampliamente con el mandato.
Sus derroteros podemos conocerlos, penetrarlos y meditarlos a través de la lectura de tantos libros escritos sobre “el Pobrecito de Asís”.
En pleno siglo XXI, ante la casi misma situación de postración en que se encontraba el mundo y la Iglesia en el 1200, otro “Pobrecito”, un Francisco escogido entre sus pares por el Espíritu Santo, recibe la misma misión pero desde la universalidad del ministerio Petrino.
Ya hemos visto y palpado en estos primeros días de su pontificado; actitudes, gestos y palabras que marcan a las claras su ya iniciada acción de gobierno pastoral y, cómo va a ser la edificación de una iglesia centrada en el evangelio. Así va a ser, seguramente, porque así lo viene haciendo desde siempre. No es que “AHORA” vaya a actuar de esta manera. Siempre, dio muestras y ejemplo de humildad, generosidad (al darse por completo a sus hermanos cuidando noches enteras a un sacerdote enfermo), simpleza, nobleza de espíritu y, sobretodo, Caridad evangélica.
y, quien quiera preveer cómo actuará el Santo Padre ante una determinada situación, piénselo desde la mirada de san Francisco de Asís y acertará ! ! !.
Presbítero José María Cerella
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